Al final de la exposición te encontrabas con un taller en el que podías hacerte tu propio retrato al estilo Hockney que hacía la visita muy gratificante y la completaba a las mil maravillas, la gente participaba espontáneamente dibujando, recortando y pegando en un cartulina cuya silla fetiche ya aparecía incluída. Muy divertido ver cómo la gente reinterpretaba la exposición.
Finalizaba el pasado día 22 de octubre pero pasará al museo Guggenheim de Bilbao en breves. Totalmente recomendable.
Además la visita al Museo Ca' Pesaro es una auténtica maravilla, un palacio barroco que alberga un piso con arte oriental y en pisos inferiores obras de Klimt, Sorolla, Felice Casorati, Chagal, Rodin, o Antonio Donghi (en la foto inferior) pintor del que me compré un libro en la magnifica tienda del Museo. Espero volver pronto.