mañana es la última función de werther en el campoamor, una ópera que me ha dado la posibilidad de ilustrar el programa de mano y hacer una pequeña exposición en el salón de té del teatro que hace unos días cumplía 120 años, es muy difícil ser objetivo con esta ópera al haberme involucrado tanto.
la experiencia daría para varias entradas en el blog pero voy a intentar resumirlo, hace unos meses luis feás me comentó el proyecto saliendo de ver una película de algún ciclo de cajastur ( algo que ya parece lejanísimo y más sabiendo que no se repetirán), a mi me encantó la idea, me pareció un regalo y como no conocía ni la ópera de massenet ni la novela de goethe, me decidí por la lectura del libro, directamente al origen de todo, mientras lo leía iba haciendo dibujos en un cuaderno, mi cuaderno werther, del que salieron muchos bocetos que luego se transformaron en los cuadros componen la exposición, entre medias me dieron el premio de luarca con un cuadro que podría formar parte de esta misma serie y pasé el verano avanzando en el empeño de ilustrar "mi werther" con paisajes nocturnos, naturaleza y soledad.
el sábado 8 de septiembre se inauguró la exposición y pudimos ver el ensayo general, me metí totalmente en la ópera, comparando el libro con la escena, analizando los cambios, de un monólogo de amor obsesivo a una trama en la que charlotte también tenía su protagonismo, su tristeza por no poder elegir su propio camino a causa de los deberes impuestos, un amor imposible con un final dramático, la tristeza de lo que pudo ser y no fue, todo ello cantado por jose bros y nancy fabiola herrera con absoluta credibilidad, poniéndote un nudo en la garganta y alguna que otra furtiva lagrima.
el 11 de septiembre llegó el estreno, vuelta a fijarme en los detalles,
en el gran trabajo de la orquesta, en los cuadros-decorado confundiendo
interior con exterior, en la escenografía tan elegante con esas
mariposas atrapadas tan simbólicas, en la iluminación, en el trabajo
actoral del elenco,... perdido el factor sorpresa toca un segundo
análisis y todo vuelve a encajar a la perfección aunque sinceramente en el fondo
estés deseando que todo acabe de otra manera para el pobre werther, se baja el
telón con sangre por todas partes y subimos al salón de té donde nos
espera un vinín, se respira buen ambiente y compañerismo, charlo con el
director y los cantantes, comentamos la representación y los cuadros, lo positivo de toda esta experiencia y acabamos haciéndonos todos una foto de grupo,
una gran familia de la que por un tiempo he podido formar parte, un
lujo difícil de superar, una pena que mañana se acabe.